sábado, 30 de octubre de 2010

SINCRETISMO RELIGIOSO


Los vivos mueren para alimentar al Sol, y los muertos viven para gobernar una nación. Deambulamos seguramente por el reino de las pesadillas, donde lo familiar se torna grotesco y lo que no deseamos ni soñar acaba ocurriendo.




1. Religión prehispánica.

Para la mentalidad contemporánea y sobre todo para la mentalidad occidental, las narraciones que me propongo plasmar pueden causar el impacto de la viñeta del principio. Recordemos que tratamos de otra cultura, con otros valores muy diferentes, en algunos casos, a los tradicionales.


La imágen mostrada es una empalizada azteca. Llamamos aztecas  al conjunto de las últimas culturas prehipánicas del Valle de México. Los mexicas eran el principal pueblo cuando llegaron los españoles, y de ellos es dicha empalizada de cráneos. Realizaban sacrificios humanos para renovar al Sol. Caso y León Portilla nos explica la cosmología mexica:


El culto a Huitzilopochtli, que es una manifestación del dios solar, expresa la idea que los dioses no pueden subsistir si no son alimentados: "por eso al nacer el dios, tiene que entablar combate con sus hermanos, las estrellas, y con su hermana, la Luna, y armado de la serpiente de fuego, el rayo solar, todos los días los pone en fuga y su triunfo significa un nuevo día de vida para los hombres. Al consumar su victoria es llevado en andas hasta el medio del cielo por las almas de los guerreros, que han muerto en la guerra o en la piedra de los sacrificios...Todos los días se entabla este divino combate; pero para que triunfe el Sol es menester que sea fuerte y vigoroso, pues tiene que luchar contra las innumerables estrellas del norte y del sur, y ahuyentarlas a todas con la flecha de la luz. Por eso el hombre debe alimentar al Sol; pero, como dios que es, desdeña los alimentos groseros de los hombre y sólo puede ser mantenido con la vida misma, con la sustancia mágica que se encuentra en la sangre del hombre, el chalchihuatl, el líquido precioso, el terrible néctar de que se alimentan los dioses. 
El azteca, el pueblo de Huitzilopochtli, es el pueblo elegido por el Sol; es el encargado de proporcionarle su alimento; por eso  para él la guerra es una forma de culto y una actividad necesaria (Caso, Alfonso, 1953a, El pueblo del sol México. Ed. Fondo de Cultura Económica. p: 22-24).

Sacrificio a Hitzilopochtli.






Huitzilopochtli













Ahora proseguiremos estudiando las ideas de ultratumba que ellos creían.

Los aztecas imaginaron trece cielos, en donde reinaban otros dioses. A ellos iban los difuntos especiales. Si podemos acercarnos a lo que su concepción, pensemos en el paraíso. Es verdad, que nuestro pensamiento es distinto al de ellos, pero por el momento emparentemos paraíso con Ilhuicatl. Tonatiú o Cielo del sol, sitio de los guerreros muertos en combate, de los doble sacrificados. También había un lugar especial para los nacidos deformes y niños muertos, este dato es muy importante, para reflexiones posteriores.

Hemos llegado al punto que nos intereza, ¿De dónde surge la tradición del 2 de noviembre?

Mictlantecuhtli (es el dios de infrramundo, como Hádes, pero diferente esencialmente) y su esposo Mictlancihuatl tenían un paraíso (recuerdo que utilizó la palabra paraíso de forma metafórica, no es el paraíso hebreo), el paraíso se llamaba: Mictlán, lugar para difuntos de muerte natural, cruzando: ríos, montañas y desiertos y más lugares llenos de tortura y dificultades.

Surgió una costumbre relacionada con este cuadro. La primera luna llena de noviembre, los indígenas realizaban una fiesta. Los difuntos tenían permiso de regresar a ver a su familia. También tenían la costumbre de realizar cráneos de barro. Ciertamente, esto era un culto popular y discrepaba con el relato azteca del Mictlán en algunos puntos fundamentales. 



2. Culto a los muertos en la Iglesia.

Como estamos más familiarizados con la concepción de muerte del cristianismo, tan solo narraré la liturgia de los muertos. 

En el Siglo III, se instituyó una fecha especial para recordar a los muertos.

Actualmente el 1 de noviembre se celebra Todos Los Santos, la cual es una Solemnidad. En cambio el dos, a forma de conmemoración se reza por nuestros difuntos. Esto es muy importante, ya oficialmente la Iglesia no le da mucha importancia al día de muertos, y sí al día de todos los santos. 

Leámos a San Ambrosio:

Vemos que la muerte es una ganancia y la vida un sufrimiento. Por eso dice San Pablo: Para mí la vida es Cristo y la muerte una ganancia. Cristo, a travéz de la muerte corporal, se nos convierte en espíritu de vida. Por tanto, muramos con él, y viviremos con él....

Además, la muerte no formaba parte de nuestra naturaleza, sino que se introdujo en ella; Dios no instituyó la muerte desde el principio, sino que nos la dio como un remedio.

Efectivamente, el Dios no creo la muerte, para el cristianismo. Por lo tanto el hombre, su fin último, no es el aniquilamiento:

Si morir no es despertar,
si es simplemente morir,
¿para qué, muerte, vivir?
¿para qué, muerte empezar
esta angustia, este llorar?

Mas, si eres umbral y puerta,
del misterio, si honda y cierta
aseguras mi esperanza,
¡qué cima de luz se alcanza
viviendo una vida muerta! Amén.

3. Sincretismo Religioso.

Conociendo las dos visiones de la muerte y el culto a los muerto, estamos en condiciones de entender qué celebramos hoy los mexicanos y porqué lo celebramos así. Pero antes de exponerlo, es necesario definir "sincretismo".

Sincretismo religioso: es la fusión consiente de varias religiones, o de lagunos elementos de las mismas, ya sea ideológicos o culturales, tendiendo hacia una unidad

El sincretismo entre estos dos cultos es muy parecido al ocurrido con la navidad cristiana.

Mitra, divinidad muy célebre en Roma, se le celebraba su nacimiento en el solsticio de invierno , día de nacimiento del sol, el 25 de diciembre. La iglesia notó la popularidad de dicha fiesta, se la apropio pero cambió su significado para que ahora se refiriese al nacimiento del Creador, Jesucristo, Sol de Justicia.

Utilizando el simbolismo prehispánico, los misioneros celebraban a sus difuntos. Ya no regresaban sus muertos de Mictlán, sino del purgatorio. Pero aun así se les alimentaba y celebraba con alegría.
Lo que no pudieron romper, el cambio de significado, fue que en el inconsciente de los mexicanos es más importante el 2 de noviembre que el 1 de noviembre (Todos los Santos). El cristianismo católico celebra a los vivos el 1 de noviembre, y el dos reza por los que aún no lo hacen en plenitud. La victoria, el 1, es solemnidad. La lucha, el 2, es penitencia.

Por otro lado, los mexicanos, el 2, es victoria, por eso nos emborrachamos. No es victoria consciente, sino las voces de nuestra cultura antigua que nos dice: no vienen de un purgatorio, viene de un paraíso.


No me expandiré más, porque la reflexión filosófica la tengo planeada el 2 de noviembre, día en que escribiré la entrada final de este tema.

Recuerda, el próximo tema es El mexicano en relación a la muerte, y para ello platicaremos con un muerto, que vive en el Mictlán de la cultura mexicana: Octavio Paz.

1 comentario:

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