lunes, 1 de noviembre de 2010

RELION, ESTADO, PUEBLO.

1. Introducción.

Hola, hemos llegado al tema cuatro de nuestro especial del día de muertos. En él hemos platicado sobre cómo  se celebraba (sincretismo religioso), hemos comentado un ensayo de Octavio Paz sobre la muerte (Todos los santos. Día de Muertos) y narrado un poco las actividades de dicho día vividas en México (introducción)

Ahora llegamos al punto puramente crítico filosófico, en el cual analizamos el culto religioso oficial, el culto del pueblo y el culto del Estado.


1. Estado: un día festivo.

El 2 de Noviembre en México es día festivo, es decir: no hay actividades. Es interesante, después de nuestro estudio anterior, y en virtud del artículo 130 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, identificar  qué celebra el Estado, laico, el 2 de noviembre.

En la ley Federal de Trabajo, artículo 75, el día 2 de noviembre, no es feriado, sí lo es el 20 de noviembre. ¿Entonces, porqué extraoficialmente, gobernadores, presidentes, el día 2 suspenden labores? Es decir: el 2 de noviembre es un día feriado, pero no oficial. ¿Cuál es la justificación del Estado Mexicano, y por qué lo hace? 


Pues bien, el argumento para suspender clases, por ejemplo, en las escuelas, son los artículos 51 y 52 de la Ley General de Educación Pública. Pero ese argumento se universaliza en todo el sector público: "como el ausentismo previsto es general, se concluye la suspensión". Por supuesto, este es el argumento oficial.


Lo que pasa realmente en México, en las instituciones estatales federales y en las universidades,  es una propaganda secularizada de tal día. Es decir, quitándole el elemento religioso, que como ya vimos es la escencia y razón de ser del 2 de noviembre, secularizando dicha tradición, el Estado promueve concursos de calaveritas (rimas satíricas sobre la muerte y algún personaje), de ofrendas, de artesanía del cacao, etc. La celebración del día de muertos se convierte en una tradición cuyo sentido trascendental desaparece, para tomar el mero momento, el mero fenómeno de folclore.


El pretexto principal es la raíz prehispánica que dicha celebración conlleva, pero como hemos visto, esa celebración, con las formas que ahora manifiesta, es tan católica como prehispánica. Por lo tanto, quitarle tal significado es quedarnos con el sólo cascarón, por bonito y curioso que parezca. 


2. Religión: uso o abuso.

Empezamos con la Iglesia Católica. En sus dogmas hay ciertos conceptos de fe esenciales que contradicen dicha practica ritual del día de muertos.

1. Los hombres muertos no visitan a los vivos, pues descansan hasta el día de la resurrección. En caso que sean Santos, solo interceden, es decir, no están presentes en las casa donde se realiza el ritual.


2. El día que hay que celebrar con pompa es el 1 de Noviembre, el de todos los santos, no el 2.


3. El 2 de noviembre es de carácter penitenciario, pues se trata de interceder por los hombre que están en el purgatorio, del cual no pueden salir. Es decir, no es una fiesta alegre, como realmente sucede.


Pues bien, el discurso oficial de la Iglesia es el que acabo de anunciar, pero el pueblo la desobedece. Esto es un fenómeno muy interesante. En los pueblos, en las casas, creemos, con verdad, que los muertos están con nosotros, que se alimentan de la comida que les dejamos en la ofrenda. Cuando me refiero a creemos, hago mención a la verdadera fiesta, no a la fiesta que el Estado promueve, carente de significado religioso, y que muchos mexicanos practican.


Ahora analicemos la concepción de las iglesias no católicas, pero sí cristianas en México.


TESTIGOS DE JEHOVÁ: Sin duda estos son los más enérgicos. Contrario a la Iglesia católica, quien no destruyó del todo las costumbres, los Testigos de Jehová arremeten contra ellas como insustanciales al mensaje bíblico. No admitiendo antiguos rituales "llamados idólatras", argumentan que es imposible adorar al único Dios verdadero con prácticas paganas. Su razonamiento es lógico, el día de muertos se parece mucho a una práctica espiritista, la cual, ellos condenan. Además, dicha celebración contradice: Eclesiastés 9, 5, 10; Gálatas 5, 19-23. En suma: 1) Los rituales paganos, pre-cristianos, no pueden, bajo ningún carácter utilizarse en el cristianismo. 2) La Bíblia condena las creencia que se vinculan en el día de muertos.

Ahora bien, ambas posturas coinciden en: a) Sólo hay un Dios verdadero al cual se le da un culto totalmente verdadero, según los criterios de fe que esto significa. Difieren en: b) Por un lado la Iglesia conserva aquello que sirve para transmitir poco a poco y gradualmente la fe, aunque contradiga mínimamente la esencia cristiana; los testigos, velan por un cambio radical y exclusivo de fe y de ritualismo.

3. El pueblo.

 Llegamos a la parte neurálgica del problema. El pueblo, el que practica tal devoción, según el sincretismo antes tratado, resulta ser el pueblo utilizado, cosificado. Así es, en primer término por el Estado:

Estado: No comparte la devoción, cuando le conviene manifiesta su laicismo; cuando no, disimuladamente deja al pueblo y apoya en sus cultos religiosos, por supuesto, por el precio político que está en juego. Peor aún, quiere formar parte del sacrificio, con sus concursos y ofrendas, pero repito, carentes de sentido: "en todo caso, haría una ofrenda por los héroes de la revolución, con la convicción que el 2 de noviembre visitarían las plazas públicas", pero sabemos que es absurdo.

La Iglesia: Si bien es cierto que se esfuerza por preservar la tradición, en el corazón de los sacerdotes, saben, por lo que han estudiado, que los muertos no los visitan. La virtud que en ella se ve es que comprendiéndo el simbolismo pre-hispánico, lo transforma y le dota de un nuevo significado. Su vicio, el aprovecharse de una fe, que ni comparte y ni comprende. En suma, el pueblo es un objeto.

Por otro lado, las creencias del bliblismo, desvalorizan en lo que de esencial tienen esas prácticas, sus raíces religiosas. Podrán respetar lo curioso del evento, aplaudirlo, pero su significado es despreciado y en lo posible, eliminado, al  igual que la misma práctica.


Por lo tanto, Estado, sociedad secularizada, e iglesias, ven en dicha práctica una rezago que hay que eliminar. No me refiero al modo, (el papel maché, la calavera de azúcar, las veladoras), sino al significado sentimental del pueblo. 



Haz clik aquí para que leas lo que ustedes me contaron.

SI TE LA SABES, RESPONDE